Llegar a la aventura de conocer más sobre el altomar peruano y el encanto natural que posee es envidiado por otros países y que lamentablemente como parroquianos no disfrutamos de dicha maravilla. En dicho suceso se iba llegar a la isla San Lorenzo donde se aprecia a los lobos de mar, las aves guaneras y pingüinos de Humboldt cada uno en su hábitat.
Dicho acontecimiento significaba partir desde el Callao, de ahí en dirección al oeste en un bote llamado “Pingüino III” con un grupo de turistas tantos nacionales como extranjeros rumbo a la Isla San Lorenzo junto al coronel Eduardo Bucher, quien era la persona quien guiaba el tour y contaba algunas historias durante el recorrido.
Bucher ya tenía 32 años en la Marina de Guerra y se había retirado hace 5 de ella pero todos estos años de experiencia en el mar él las quería transmitir en un recorrido a mar adentro.
Dicho acontecimiento significaba partir desde el Callao, de ahí en dirección al oeste en un bote llamado “Pingüino III” con un grupo de turistas tantos nacionales como extranjeros rumbo a la Isla San Lorenzo junto al coronel Eduardo Bucher, quien era la persona quien guiaba el tour y contaba algunas historias durante el recorrido.
Bucher ya tenía 32 años en la Marina de Guerra y se había retirado hace 5 de ella pero todos estos años de experiencia en el mar él las quería transmitir en un recorrido a mar adentro.
Antes de arribar a dicha aventura, el coronel Bucher menciona los lugares visitados y nombra algunos consejos por si alguna persona se siente mal durante la guía turística como no dormirse al momento de estar en bote porque nos produce mareo o si sentimos dicho síntoma siempre mirar hacia el horizonte. Él mencionaba que solo las personas que tienen un mal genio les producen estos síntomas a una manera de alegrarnos en el recorrido.
La primera apreciación que uno puede observar son nuestros barcos de guerra, ya que algunos están terriblemente destruidos debido que yacen desde la Guerra del Pacífico por dar un ejemplo. Por la otra cara de la moneda también se ven los barcos y yates en buen estado pero muy pocos de la misma Marina de Guerra.
Se navega por la isla El Frontón hacia el extremo sur también conocida como la isla penal que lleva el mismo nombre o “La Isla del Muerto”, como bien contó Bucher el 19 de junio de 1896 fallecieron aproximadamente 118 en su mayoría internos por delito de terrorismo, la mayor parte torturados y ejecutados.
Lo que si recalcó el Coronel Bucher a cada momento que no debemos llamar “Matanza en el Frontón” porque estábamos haciendo apología hacia el terrorismo, una manera de recordar lo que pasó en ese trágico día
De esa isla se voltea hacia la zona ecológica donde se observa las aves guaneras que están repoblando en esta isla. En este lugar se observa a una gran cantidad de aves de distintos colores, tamaños de picos y razas. Pasar a media milla de la Isla Cavinzas, una isla guanera típica para luego navegar por dos millas más y llegar a La Isla San Lorenzo.
Entre el tramo de ir de isla en isla, el mar manifiesta un olaje que durante el recorrido produce una sensación extraña dentro de uno especialmente en el estómago, que en algunos casos se sentía placentera.
Después de tan arduo recorrido se llega a lo que vendría ser el propósito de este tour, La Isla San Lorenzo, donde se encuentran los lobos de mar, donde se mira a una gran cantidad de lobos que producían un sonido extraño para el oído humano, pero como explicó el coronel, cada sonido para su “habla” común de los lobos es diferente y él sabia exactamente que era lo que manifestaban.
Los lobos o leones marinos pesan los machos 300 kilos y las hembras 150 kilos aproximadamente, estos animales muchos pensaran que pueden atacar al hombre pero todo lo contrario son muy tranquilos y esto se demuestra porque que algunas de las personas que están en el recorrido por no decir todos se lanzan al mar con trajes especiales de neopreno.
Se utiliza este traje debido a que el agua es muy fría y así los visitantes puedan tener más contacto con estos seres, interactuar y conocerlos un poquito más de los que están en el bote.
Lamentablemente la aventura de algunos no llega a tanto y no se lanzan a dicho acontecimiento, pero claro del lugar donde uno está en el bote pude apreciar que son muy juguetones y podríamos decir que les gusta interactuar con el ser humano, saltan de un lugar a otro dentro del mar, lo único malo es que estos animales no huelen precisamente a jazmines ni a ningún otro olor que se les parezca, pero para las personas aventureras esto no resulta ser un obstáculo todo lo contrario ellos en ese momento les brota la alegría por estos seres tan maravillosos que viven en nuestro litoral peruano.
En la Isla San Lorenzo es estar aproximadamente unos 40 minutos en el lugar, para la mala suerte de algunos parecía ser que esta aventura ya iba a tener sucesos graves, algunos se sentían mareados pero como el mismo Bucher mencionó al inicio de este suceso, solo es cuestión de mirar hacia adelante y repentinamente todo esa mala sensación disminuía, eso fue precisamente lo que hicieron los que no estaban acostumbrados a alejarse de nuestra madre tierra.
Al regreso del recorrido los visitantes se sienten placenteros y complacidos con el tour, sus miradas son deseos de volver al lugar. Mirar hacia el horizonte pronto se pisará suelo de nuevo y muchos de ellos volverán a sus casas con una experiencia para contar a las nuevas generaciones.
El recorrido de esa mañana siempre estará en la mente de las personas que fueron a conocer lo grandioso que puede ser nuestra naturaleza y la satisfacción de tener una relación más cercana con estas criaturas marinas, así que todos a decidirse y apreciar lo que es estar a mar adentro.
La primera apreciación que uno puede observar son nuestros barcos de guerra, ya que algunos están terriblemente destruidos debido que yacen desde la Guerra del Pacífico por dar un ejemplo. Por la otra cara de la moneda también se ven los barcos y yates en buen estado pero muy pocos de la misma Marina de Guerra.
Se navega por la isla El Frontón hacia el extremo sur también conocida como la isla penal que lleva el mismo nombre o “La Isla del Muerto”, como bien contó Bucher el 19 de junio de 1896 fallecieron aproximadamente 118 en su mayoría internos por delito de terrorismo, la mayor parte torturados y ejecutados.
Lo que si recalcó el Coronel Bucher a cada momento que no debemos llamar “Matanza en el Frontón” porque estábamos haciendo apología hacia el terrorismo, una manera de recordar lo que pasó en ese trágico día
De esa isla se voltea hacia la zona ecológica donde se observa las aves guaneras que están repoblando en esta isla. En este lugar se observa a una gran cantidad de aves de distintos colores, tamaños de picos y razas. Pasar a media milla de la Isla Cavinzas, una isla guanera típica para luego navegar por dos millas más y llegar a La Isla San Lorenzo.
Entre el tramo de ir de isla en isla, el mar manifiesta un olaje que durante el recorrido produce una sensación extraña dentro de uno especialmente en el estómago, que en algunos casos se sentía placentera.
Después de tan arduo recorrido se llega a lo que vendría ser el propósito de este tour, La Isla San Lorenzo, donde se encuentran los lobos de mar, donde se mira a una gran cantidad de lobos que producían un sonido extraño para el oído humano, pero como explicó el coronel, cada sonido para su “habla” común de los lobos es diferente y él sabia exactamente que era lo que manifestaban.
Los lobos o leones marinos pesan los machos 300 kilos y las hembras 150 kilos aproximadamente, estos animales muchos pensaran que pueden atacar al hombre pero todo lo contrario son muy tranquilos y esto se demuestra porque que algunas de las personas que están en el recorrido por no decir todos se lanzan al mar con trajes especiales de neopreno.
Se utiliza este traje debido a que el agua es muy fría y así los visitantes puedan tener más contacto con estos seres, interactuar y conocerlos un poquito más de los que están en el bote.
Lamentablemente la aventura de algunos no llega a tanto y no se lanzan a dicho acontecimiento, pero claro del lugar donde uno está en el bote pude apreciar que son muy juguetones y podríamos decir que les gusta interactuar con el ser humano, saltan de un lugar a otro dentro del mar, lo único malo es que estos animales no huelen precisamente a jazmines ni a ningún otro olor que se les parezca, pero para las personas aventureras esto no resulta ser un obstáculo todo lo contrario ellos en ese momento les brota la alegría por estos seres tan maravillosos que viven en nuestro litoral peruano.
En la Isla San Lorenzo es estar aproximadamente unos 40 minutos en el lugar, para la mala suerte de algunos parecía ser que esta aventura ya iba a tener sucesos graves, algunos se sentían mareados pero como el mismo Bucher mencionó al inicio de este suceso, solo es cuestión de mirar hacia adelante y repentinamente todo esa mala sensación disminuía, eso fue precisamente lo que hicieron los que no estaban acostumbrados a alejarse de nuestra madre tierra.
Al regreso del recorrido los visitantes se sienten placenteros y complacidos con el tour, sus miradas son deseos de volver al lugar. Mirar hacia el horizonte pronto se pisará suelo de nuevo y muchos de ellos volverán a sus casas con una experiencia para contar a las nuevas generaciones.
El recorrido de esa mañana siempre estará en la mente de las personas que fueron a conocer lo grandioso que puede ser nuestra naturaleza y la satisfacción de tener una relación más cercana con estas criaturas marinas, así que todos a decidirse y apreciar lo que es estar a mar adentro.
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