Pollo a la crítica

En nuestra cultura gastronómica peruana hablar de los pollos es pensar en la infinidad de platos que se puede realizar con este delicioso animal o ¿Quién no ha comido un arroz con pollo, una causa de pollo, estofado de pollo o mejor aún un pollo a braza con papas fritas y todas las salsas ya conocidas? Si mencionamos todos los platos que se hace con el pollo de seguro nunca acabaríamos.

Pero en esta ocasión hablaremos del riquísimo pollo a la braza que muchos de nosotros lo comemos pero exactamente no sabemos nada de su origen, pues la historia comienza en enero de 1950 bajo la sombra de los árboles de pimiente (mollones) en la hacienda de Santa Clara en Chaclacayo, donde Roger Schuler un ciudadano suizo que había llegado al Perú con la intención de hacer inversiones hoteleras, se deleitaba viendo como su cocinera ensartaba de lado a lado con una barra de fierro de un metro de largo, unos "pollos bebé", para luego hacerlos girar manualmente sobre la brasa de leña.

Roger Schuler se interesó en este nuevo sabor obtenido con el pollo y decidió investigar más sobre como lograr un sabor único. Así fue que el 5 de febrero de ese mismo año Roger buscó a su amigo y compatriota Franz Ulrich, un experto en mecánica y le pidió que le construya un horno con características especiales... le pidió que sea capaz de hacer girar unas barras de fierro que cargarían el peso de 8 pollos bebés de un kilo cada uno aproximadamente... este invento fue llamado el "rotombo".

El horno fue instalado en casa de Roger Schuler, quien además ya había ensayado junto a su cocinera diversas recetas que hicieran único el sabor del pollo, así montó un improvisado restaurante al que llamó "La Granja Azul", cuya especialidad era solo "pollo a la brasa". Un letrero en plena carretera central de los años 50 decía "Coma todo el pollo a la brasa que quiera por 5 soles", marcó el éxito del negocio desde el primer día.

Seguramente la mayoría de personas no sabían mucho de esta historia, pero justamente así fue y otra curiosidad por mi parte fue ¿Por qué el pollo a la braza no lleva arroz? y esto es debido a este ciudadano suizo que no le gustaba los granos de arroz y prefirió las papas fritas. Así fue como se creó este suculento plato.

Lamentablemente esto no lo supe cuando entré a una pollería por Lince para ser más precisos en la avenida Petit Thours. El lugar era muy acogedor y desde la entrada ya se apreciaba el olor caracterítico del pollo en las brazas, las papas friéndose además de la ensalada a punto de ser cortada. Lo bueno de este lugar esque su cocina estaba a vista de los comensales, en mi opinión creo que así deberían ser todos los restaurantes para saber como se prepara la comida que uno piensa llevar a la boca.

En el restaurante, como era domingo, a pesar de que el lugar no era muy grande ya habían personas comiendo la especialidad de la casa, el pollo a la braza. Cuando subí al segundo piso, había como una especie de muro donde estaban fotos de algunas personas famosas del medio artístico como Carlos Alvarez, que habían asistido al lugar, seguramente como aprobación del sitio.

Una vez ya sentada en la mesa pedí la orden, lo mejor fue que no se demoraron mucho tiempo en traer el pedido. Lo primero que sirvieron fue la gaseosa Inca Cola..la bedida que con todo combinada además de la ensalada de lechuga, tomate, rabanito picado bañado con vinagreta y sobretodo con bastante limón; seguido del pollo a la braza y las papas fritas, un plato de cantidad y calidad exacta.

En el pollo sentí que tenía ese saborcito del "chifa" que diferenciaba al clásico plato, justo era la mezcla de la pimienta con la sal y la braza con un ingrediente oriental que lo hacía totalmente diferente a los demás e igual fue con las papas fritas: doradas y crocantes que se siente hasta el famoso "crunch" en la boca.

Una vez que terminé de comer el sabroso plato, se acercó el mozo preguntando si quería algún postre, en verdad no era dulcería pero sí habían algunos postres básicos como: gelatina, mazamorra, queque y pie. En verdad la barriga y el paladar estaban contentos como para seguir ingiriendo más comida.

A mi parecer el pago del plato aparte del servicio, ambiente y seguridad era el adecuado, ya que cuando uno sale a comer lo que busca por separado si el plato estuvo bueno o malo es el servicio que le brindan a uno; que el lugar esté limpio no solo superficialmente sino toda la infraestructura.

Lo que buscamos es la comodidad, salir contentos además de satisfechos del algun lugar. Esto fue la ida a un restaurante, conocer un lugar más donde se come bien y seguramente más adelante en recomendar a un amigo o pariente para que se deleite de la misma manera como lo hice en esta oportunidad.